Pavel Kolkhir
Nat Rev Dis Primers. 2022 Sep 15;8(1):61. doi: 10.1038/s41572-022-00389-z
La urticaria es una enfermedad cutánea inflamatoria, frecuente y heterogénea, que afecta a casi el 20 % de la población mundial. Entre sus síntomas se encuentran los habones, el angioedema o ambos. Se debe a la estimulación y degranulación de los mastocitos cutáneos y a la liberación de histamina y otros mediadores. La urticaria aguda representa la mayoría de los casos; puede durar hasta 6 semanas y está relacionada con infecciones o con la ingesta de medicamentos o alimentos. La urticaria crónica puede ser espontánea o inducible, puede durar más de 6 semanas y persiste durante más de un año en la mayoría de los pacientes. Los pacientes con urticaria crónica presentan una gran afectación de sus actividades cotidianas y pueden sufrir comorbilidad psiquiátrica. La urticaria crónica inducible presenta diferentes subtipos y desencadenantes que dan lugar a diferentes síntomas.
El mecanismo de la urticaria crónica espontánea implica la participación de autoanticuerpos y de las cascadas de la coagulación y del complemento. El diagnóstico incluye la realización de pruebas diferenciales para identificar los desencadenantes o las causas subyacentes.
El tratamiento de primera línea de la urticaria consiste en antihistamínicos H1 de segunda generación, y como segunda línea se administran omalizumab y ciclosporina. Los nuevos enfoques se dirigen a los mediadores, las vías de señalización y los receptores de mastocitos y otras células inmunitarias.
Se sigue necesitando más investigación para definir los endotipos de la enfermedad y sus biomarcadores, identificar nuevas dianas de tratamiento y desarrollar mejores terapias.