La rinitis alérgica y la urticaria son enfermedades muy frecuentes1 y, sin embargo, su impacto en muchas ocasiones es minimizado o ignorado.2
Según la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica, la rinitis se caracteriza por presentar, al menos, dos de los siguientes síntomas nasales: rinorrea, obstrucción nasal, estornudos o picor. De acuerdo a su fisiopatología, se clasifica como rinitis alérgica, rinitis infecciosa o rinitis no alérgica ni infecciosa.2
Además, la rinitis aparece frecuentemente asociada a síntomas oculares de conjuntivitis alérgica (ojos rojos, lagrimeo o picor de ojos, denominado prurito ocular), dando lugar a lo que se conoce como rinoconjuntivitis.2
La rinoconjuntivitis es frecuente en niños y adolescentes en edad escolar, con una prevalencia global media del 8,5% en niños de 6-7 años y del 14,6% en los de 13-14 años. La prevalencia de esta enfermedad parece estar incrementando, sobre todo entre los adolescentes.3
El estudio internacional de las alergias en la infancia (ISAAC) concluyó que en un grupo de pacientes de 6-7 años, las niñas mostraban menor incidencia de rinoconjuntivitis que los niños. Por el contrario, en un grupo de adolescentes de 13-14 años, fueron las chicas las que mostraban mayor incidencia que los chicos de su misma edad. En ningún caso los resultados del estudio variaban en función de la región donde vivían los pacientes.4
Por su parte, la urticaria se caracteriza por la aparición de habones o ronchas muy pruriginosas (picazón), con un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes que la sufren.3 Es una patología con una alta prevalencia, estimándose que del 15 al 24% de la población general la sufrirá en algún momento de su vida. En la población pediátrica, entre los 3 y los 6 años, hasta el 43,9% de los niños presentarán urticaria.5
En niños, a diferencia de lo que ocurre en los adultos, la urticaria aguda (duración inferior a 6 semanas) es más frecuente (prevalencia entre 1%-14% en niños) que la forma crónica o persistente (prevalencia entre 0,1%-1,8% en niños).1
La urticaria aguda es un proceso de inicio brusco que puede persistir desde unas horas hasta un máximo de 6 semanas.5 La alergia alimentaria, a medicamentos o picaduras de insectos, infecciones víricas, así como cualquier elemento que pueda desencadenar una reacción cutánea inmediata son las causas más frecuentes de urticaria aguda.5,6
La urticaria crónica puedes estar causada por un factor desencadenante como frío, calor, agua, roce, etc., pero también puede surgir de forma espontánea sin que se pueda identificar la causa. Se estima que, aproximadamente, la mitad de las urticarias crónicas duran menos de un año, aunque en un 11-15% de los casos la persistencia va más allá de 5 años.5
¿Cuál es el impacto de estas patologías sobre el rendimiento escolar?
Los síntomas de la rinitis (estornudos, picor, obstrucción nasal, rinorrea) interfieren en la calidad y cantidad del sueño nocturno, provocando que el niño esté somnoliento durante el día.7,8
- Esta somnolencia diurna podría contribuir al deterioro de su capacidad de concentración, a que esté más distraído o a que preste menos atención, afectando a su rendimiento escolar. 7,8
- Además, la falta de sueño también podría generar inquietud, irritabilidad y alteraciones en el humor de los niños.8
En el caso de la urticaria, el prurito o picor también puede producir irritabilidad y alteraciones del comportamiento de los niños, así como sueño de mala calidad y somnolencia diurna, que afectan a su rendimiento en el colegio.7 De hecho, existen escalas que permiten valorar el grado de actividad de la enfermedad en función de la intensidad del prurito, que puede llegar a ser intenso y lo suficientemente molesto como para interferir con las actividades diarias o el sueño.5